TUOPIA.


sábado, 31 de julio de 2010


Desconectados en la era de la conexión

Algo ha cambiado en la esencia de nuestra experiencia cotidiana cuando puede sernos más conocida la cara de Nelson Mandela que la cara de nuestro vecino de enfrente”


Anthony Giddens, Un mundo desbocado.


Tal cual el titulo describe la falta de coherencia, vivimos conectados a un mundo cada vez menos humano, llevándose al terreno del premio de la superficialidad e individual del ser humano.
Estamos terriblemente enajenados, conectados desde una red virtual que no hace más que alejar esas barreras que nos separan, cuando, al contrario, deberían eliminarlas para acercarnos más los unos a los otros.
Vivimos conectados a una unidad virtual por individuo que nos acerca al peor de los temores, vivir en relación de dependencia económica, el ganar dinero, para tener mas dinero.
Como si esto fuera poco, la relación de conexión humana entre el flujo de enseñanza-aprendizaje, esta quedado relegada al abandono de las instituciones colectivas y sociales, es regular que este aprendizaje este invadido y bombardeada por información de índoles de lo mas variado y al mismo tiempo sin un contenido o peso teórico, lo que permite una falta de organización mental al mismo tiempo para la comprensión de un mensaje con un peso de mayor profundidad. Es decir, sabemos de muchas cosas, pero no conocemos una en particular.
Que hubiera pensado un individuo del siglo pasado o anterior cuando alguien desde su inventiva hubiera creado una forma de conexión que te permitiera viajar sin tener que moverte de tu asiento, trabajar en condición de dependencia desde una red virtual donde es posible la transacción de dinero, una red que posibilitaría mirarnos cara a cara desde una punta del mundo a la otra en segundos. La ciencia ficción se mofaría de nosotros ahora, julio Verne reiría al demostrar la posibilidad de una tecnología de avanzada pensada en un espacio temporal donde no fuera posible o factible debido al avance tecnológico.
Ya llegamos a tener una avance tan desgarrador de la tecnología que la posibilidad de que esta nos manipule el día de mañana, en la ciencia ficción es de moneda corriente en el imaginario de sus guionistas y escritores, pero lo mas terrible de todo esto, es que vivimos concientes y conviviendo con este día del mañana, que nos esta convirtiendo cada día mas en una pieza de ajedrez donde el titiritero que nos manipula desde cada lado de la mesa  juega cómodamente sin ninguna rebeldía lo suficientemente grande del juego que altere su orden. Estamos no solo descomunicados, enajenados, en relación social de dependencia económica si no que a todo esto le agregamos en un estado de masificación sumisa a la autoridad pertinente que nos gobierna. Sumemos entonces la caída de las instituciones políticas, donde es también algo común y corriente para el común de las sociedades al menos en gran parte del mundo. Una política con falta de compromiso para con la sociedad electora donde democráticamente reconoció como opción a un individuo con las capacidades suficientes de tomar las decisiones más importantes y acertadas del momento que nos permitan gozar de una seguridad social para la convivencia popular. Pero nada de esto sucede, vivimos en la era de la inseguridad social, donde la corrupción en los medios políticos esta manchando la confianza y la fe de poder vivir organizadamente en una sociedad populista y considerada. Pero nada de esto es importante, mientras podamos conectarnos con la otra punta del mundo y poder ver en la pantalla de nuestro televisor desde nuestro hogar como en un país alejado del mundo mueren niños y madres en un atropello militar y totalitarista que asesina sin piedad.
Pero el morbo domina a la sociedad conectada, donde la educación de contenido no tiene cabida, imagínese un mono sentado frente a una pc, riendo, viendo como otros dos monos por una pantalla del monitor, se chocan entre si y se pelean. Pero nada de esto sigue sin importar.
Este mismo morbo que nos domina crea un perfil diferente de sociedad, crea un perfil de sociedad narcisista. Desde lo individual y social, este narcisismo convive cotidianamente con nosotros, consumimos en los medios de comunicación que nos conectan con otros seres humanos acercándonos y rompiendo barreras, niños ensangrentados, madres embarazadas fusiladas a quema ropa, y creamos una conciencia virtual, donde sentimos pena por ese individuo por el cual no podemos hacer nada en nuestro poder ya que vive a miles de kilómetros de distancia, pero nos preocupamos, vivimos con la conciencia abrumada por el morbo, pero al mismo tiempo, nos desconectamos, salimos a la calle y vemos como el mundo sigue girando, empezamos a vivir nuevamente nuestra vida, claro, sin dejar de lado que ignoramos que en ese mundo real, esa vida desvirtualizada, es mas fácil ignorar que a quien tenemos mas cerca mas aun debería crearnos la conciencia de querer poder hacer algo con eso que tenemos en nuestro poder, utilizar la conciencia para ayudar a una persona que se encuentre a nuestro lado sin tener que recorrer distancias tan remotamente alejadas.
Pero nada de esto importa, mientras podamos tener dos vidas, una real y otra virtual. 

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