TUOPIA.


miércoles, 28 de abril de 2010

Un viernes como cualquier otro o algo no tan parecido.

La falta de fidelidad a la identidad y el engaño de mostrar una mascara nos hace menos humanos.


Es una noche de esas que los parpados pesan tanto, pero tanto que la almohada te pide a gritos tu compañía, por amistad o por el hecho de serle fiel a mis creencias respecto a las relaciones reales y no flotantes, fui a cumplir con la sobra del empeño de esa noche, a un amigo que cumplía años, como cualquier año, pero como siempre se dice, cada año que se cumple es único. Quien sabe a cada cual lo moviliza de maneras extrañas cada numero.
Llego ese día con calma y con la mejor sonrisa de todas, tratando, o mejor dicho considerando que una sonrisa oculte las ojeras y el cansancio, quizás, a veces, el empeño y el agrado de mostrarse positivo ante cualquier situación ayuda a esconder, tanto el cansancio, como un mal día.
la cena deliciosa como siempre en ese hogar, imposible pedir de mas, los aromas y los sabores que despliegan arriba de una mesa es mejor que cualquier restauran al cual puedan ir, no solo por el sabor de cada entrega, si no, también, por que lo hacen con sentimientos, con uniones y compañías acompañadas de una charla, de una anécdota que transportan y añaden esos destellos de alegría a cada alimento.
las charlas de la política y uno que otro comentario y cuento para cambiar el mundo, como siempre, no se hacen esperar.
luego de la sobre mesa, estos jóvenes adultos me invitan a repasar anécdotas al piso de arriba con el calor de un café acompañando a las frías palmas de las manos, la re-sequedad de la garganta y quizás hasta ayudando a los adormecidos parpados.
No cumplo con la invitación, los jóvenes que quieren ser adultos, me piden que me quede, que es el cumpleaños, que todos son diferentes, que este numero es diferente al que viene y no un numero mas.
Ante la petición sedo y decido participar de su encuentro de música a todo volumen, alcohol en variedad de colores y botellas, y tratando de encontrar coherencia a alguna conversación, ya se sabe que entre el humo y el ruido de la noche muchas veces es difícil encontrarse-le.
Comienza casi como desterrando-los de las mesas a los jóvenes adultos en busca del café de aquel lugar que tan bien lo tenían cuidado y respetado entre sonrisas, amenas conversaciones y anécdotas que aunque algunas repetidas siempre es un gusto escuchar.
Las luces del lugar empiezan a desvanecerse, no solo es el sonido de las voces dificil de escuchar, tambien son los rostros difusos dificiles de observar.
Salgo cansado de este ruido, esta absurda dispocision de sonidos entre mezclados, gritos que utilizan estando a pocos metros para escucharse supuestamente conversando y las primeras reacciones de el alcohol en sangre que en excesividad siempre muestra sus garras y sus fuertes despliegues de falta de razon, creando a su alrededor un burdo mundo de agresividad.
En el balcon el frio te llega a los huesos, se ve a la distancia una ciudad mas calma, mas tranquila, con algunas luces tenues de aquellos hombres y mujeres que afrontan, quizas, el insomnio con un cafe, una conversacion o simplemente el sonido de una guitarra y una voz melodica que acompaña a sus libros y a su estudio, estudio, si, estudio un viernes a la noche, a los jovenes que quieren ser adultos a veces se les complica entender que un viernes a la noche leer y estudiar tambien es una forma de pasar el tiempo descansando de la rutina.
Encuentro en el balcon las primeras voces que tambien parece que se cansan de este ruido que no cesa buscando un poco de tranquilidad, o al menos asi lo consideraba. Me abrigo con mi sueter que descansaba en la percha esperando que lo rescataran, hago dos pasos y alguien me toma del brazo, casi sin tacto, casi sin darse cuenta que la combinacion entre frio y fuerza es doloroso a la piel.
 Se escuchan conversaciones incoherentes mezclando capitalismo, socialismo con un deporte, con el tennis, deambulan en un intento, palabras que consideran el idealismo como una falta de respeto a un sistema impuesto, que el deporte, ese deporte, una pelota con una raqueta que la golpea, moriria sin el capitalismo, cosa rara de entender si las ahí.
También ponderando que gracias a un sistema sesgado por el dinero es generadora de sonrisas y encuentros, que juntar a un grupo de personas disfrutando de un encuentro seria imposible si no ahi dinero, tambien dificil de comprender. Tambien correspondia a su falta de coherencia, que este encuentro solo lo hace el que quiere vivir como rico, en fin, la incoherencia del alcohol seguia haciendo sus grandes estragos. 
Criticando a un mas, a una vestimenta identificandola con el socialismo, si, la vestimenta, claro, antes, tambien, identificaban al color de la piel con la esclavitud.
Cansado hasta ciertos limites de la tolerancia, aunque la tolerancia sea una practica cotidiana, busco huir de esa situación donde mi coherencia era dificil e innecesaria ponerla en practica, ya que, a oidos sordos bajo el efecto de una distorsionada realidad, es dificil de hacer entender palabras.
Resguardo mis piernas y mi espalda entumecidas contra una silla de plastico abandonada por piernas llevadas al movimiento frenetico de ruidos a alto volumen alterando el oido humano.
Trato de hipnotizar mi mirada hacia aquella tranquilidad que solo la ciudad dormida a la noche puede transmitir. Esto dura unos pocos minutos, al siguiente, tres personas a los gritos tratan de mostrarse como en la naturaleza, quien tiene los cuernos mas grandes para enfrentarse. 
La incoherencia de aquellas botellas se afana de las mas complejas y al mismo tiempo sencillas situaciones. Se escucha una oracion de lo mas agresiva: "Soy hijo de tal, vas a terminar boca abajo en un rio" por consiguiente una voz que no teme a responder: "¿A si?, ¿y vos sabes quien soy yo?, soy hijo de tal".
Mas alla de esta estupida pelea en la cual el sentido no participa, es dificil aun mas entender, que aunque tengamos que fijar nuestra pocision, cuanto valemos, tengamos que mostrarnos ante la figura de alguien que no seamos nosotros, nos resguardamos ante un nombre propio que no es el nuestro. No es tan importante quienes somos, si no, quienes son ellos, los otros a los cuales utilizamos para nuestro propio propósito, ganar una batalla que a la larga no es siquiera la nuestra.
No logro comprender el por que de aquella lucha y aquellos vocablos tan agresivos aun, lo que si comprendo es que esta verborragia de contenidos no tenia ni un principio ni un fin. No construía nada, solo eran palabras, miradas, gestos trantado de volver in-subversivo al contrincante, mostrando como en la naturaleza que el mas fuerte vence, claro, nos olvidamos que por algo nos diferenciamos, usamos la razón.
Me acerco y trato de participar de la forma mas pacifica que encontre en el momento, con una voz casi callada y relajada, pregunto ante aquellas personas que no soltaban aquella bebida de la mano: "¿saben por que pelean?", a lo que otra voz me responde luego de mirarme durante unos minutos tratando de encontrar dentro de su memoria algun registro de lo preguntado: "despues te cuento". Al parecer no sabian bien por que discutian pero que querian discutir sin entenderse y ser agresivos no se discute.
Harto hasta el artasgo de esta nueva situación, vuelvo hacia la calidez del interior de la cocina de donde las bebidas no cesaban de aparecer, con luces prendidas donde los rostros por primera vez aquella noche podia divisar ante su gama de colores.
Encuentro insultos a familiares de este hogar en un extraño individuo el cual siquiera habia sido invitado, pero que sentía el derecho de decir lo que le plazca. No logro seguir soportando estas situaciones de incoherencia por lo cual pido permiso a uno de ellos si me permite encender una yerba verde envuelta en un papel de arroz afuera, donde el frió carcome a la piel cubierta en el resguardo de un abrigo. 
Por lo visto no esta mal visto el alcohol en todos sus colores, sabores y ni hablar de sus grandes cantidades de incoherencias e agresividades que exacerba a sus victimas.
 La droga puede hacer quedar mal al cumpleañero son las palabras que me llegan, estan sus hermanos aca y te pueden ver, me dicen. Miro a mi alrededor, veo estas palabras, estos grupos ensordecidos separados entre si, algunos con la yugular de sus gargantes inchadas, en gritos, peleas y ojos perdidos, algunos bailando solos, otros bailando saltando como si fuesen marionetas que nadie sostiene, algunas caras poco felices, otras caras indignadas, otras felices en su engaño.
 La droga digo, la droga es lo que lo que hace mal. Estas botellas que tienen un precio, que tienen sus marcas llamativas, sus aromas extravagantes, estas no son drogas me dicen, estas son legales. Claro, la legalidad de la droga no hace mal.
Salgo fuera, donde a nadie puedo hacer quedar mal por el aroma de la yerba, enciendo uno de estos cigarros que tanta tranquilidad aportan y ayudan a meditar aun en los peores momentos. Alguien se acerca, Pensa en verde, me dice en forma de comicidad, mi entorno es poco feliz me dice, yo vivo en zonas mas humildes me dice, veo como te vestis, abro la boca para pedir que no me diga quien soy por como visto, pero antes de emitir sonido, el me dice: "Pareces una persona tranquila, tu vestimenta muestra que estas tranquilo", le ofrezco una pitada, y acepta amablemente. agradece y charlamos unos instantes.
Esto hubiera sido así, pero se acerco alguien a quien su mascara la muestra con felicidad, me pide que le convide, a pesar de mi integridad y de no estar en compañía de el engaño le permito sentarse y le convido, aquella persona primera la cual se habia acercado, casi dando cuenta de quien era mi nueva compañía se aleja y vuelve al ruido.
La conversacion aparece nuevamente, que te pasa, me pregunta, le explico que no pertenezco a este mundo, me dice que no entiende, intento explicarle nuevamente, pero no lo entiende, me ahorro las palabras, perderian su significado. Yo la paso bien, me explica, solo vengo a estos lugares a conquistar mujeres. Trato de decirle, explicarle que la mejor conquista es conocer a alguien a quien tu entorno te regale, alguien que se acerque por el amor a la actividad compartida, a la vida en comun, pero intento nuevamente no gastar palabras,ya que sigue sin entenderlo.
Inusitadamente la musica empieza a bajar su caudal de extraños ruidos, las voces incoherentes empiezan a apagarse en cansados rostros, algunos aun muestran su libido enfurecido intentando a travez de el transporte un ultimo despliegue de conquista, diciendo secretos ante otros, explicando, que alguna mujer caerá en su engaño.
Busco un servicio de transporte, este individuo de la mascara acepta acompañarme. Sin preguntar alguna que otra conversacion incoherente sobre que hitler tenia razón aparece lamentablemente. Somos raza y que la fuerza deberia ganar a la razon trata de intentar regurgitar a travez de diferentes explicaciones. Esta misma voz explica que en la naturaleza siempre gana el mas fuerte, que el mas debil debe morir, breve explicacion de que la razon por ese motivo gana a la fuerza. Digo, la razon deberia funcionar de alguna otra manera, Quizas, al contrario. Al menos, me explica, no justifico a hitler y creo en el como un personaje negativo para el ser humano, me dice, pero aun cree su explicación.
Enciendo las ultimas yerbas de la noche para acompañar al sueño, esta misma voz me explica que unos individuos del grupo sexual opuesto, son sexualmente rápidas y no en velocidad literalmente hablando. Para utilizar su burda explicacion: "son todas trolas". Que alguien le pase el diccionario urbano y le explique que significa "trolas" al menos.
Mi almhoada esperaba tranquilamente mi llegada, me acobijo entre las frias sabanas y el cobertor que con los minutos toman su temperatura y acompañan con su abrigo. 
Llega el sueño rapidamete a aquellos parpados que la noche anterior solo habian conocido de su descanso treinta minutos. Antes un pensamiento llega a mi mente intraquila, retomo copiando las palabras de aquel trobador: "La angustia es el precio de ser uno mismo". Gracias silvio, ahora entiendo.

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